martes, 5 de marzo de 2013

Presentación de libro de Bethoven Medina

Este miércoles 06 de marzo , en el marco de la segunda feria internacional del libro, el destacado poeta Bethoven Medina estará presentando la novela infantil- juvenil, "Chelita encantadora". 

Según  Óscar Colchado Lucio:

 "Chelita encantadora, de Bethoven Medina Sánchez, es una breve novela con episodios trabajados a manera de estampas, donde la tierna figura de una lora nos conmueve por ahuyentar con sus gracias la soledad de mamá Yana, su protectora.
Para escribir esta obra el autor debe haberse valido, además de la experiencia personal, de numerosos testimonios de quienes como él criaron alguna vez un animalito así.

Pero hay también datos muy puntuales que no debemos soslayar, que revelan una tarea de investigación propia de un especialista en el tema, que nos dan un abanico de conocimientos que se amplían incluso al de otras aves próximas a la especie de la protagonista de la historia.
Por todo esto, además de la bella prosa poética con la que está escrita el libro, Chelita encantadora es un instrumento importante de lectura en el aula y, por supuesto, infaltable en toda biblioteca del hogar."




Lugar: Sala infantil de la  FIL de Trujillo (plaza de armas).
Hora: 6. p.m. 

viernes, 8 de febrero de 2013

La tentación del fracaso

1969

2 de agosto 

Conversación inquietante con el joven alemán de la Agencia, aprendiz de escritor. Veo que los jóvenes (tanto europeos como americanos) que tienen entre 20 y 25 años menosprecian profundamente las cualidades que en un autor eran y son para nosotros, que nos acercamos a los 40, dignas de aprecio: la ironía, la prosa cuidada, el distanciamiento para con lo narrado, cierto humanismo entendido como manera indulgente de escribir sobre el hombre o una tendencia a emitir sobre él ideas generales. Los autores que yo sigo admirando, Thomas Mann, Musil, Honfmannsathal, Broch, etc. (para sólo hablar de lenguas alemanas), son para ellos casi la negación de la literatura o más bien vieux jeu, gente de museo, que figuran ya en los textos escolares y sólo pueden ser materia de tesis doctorales o de irrisión. Incluso escritores como Peter Weiss, Enzensberger o Grass, son considerados por mi amigo como << establecidos>>, es decir, que han penetrado y se han inscrito en el circuito comercial de la industria literaria. En el fondo, lo que estos jóvenes admiran es una literatura aliteraria, que no reconozca géneros, ni estilos, ni cuidado, ni inteligencia. Su obsesión es el lenguaje parlé, viviente, la ruptura de toda convención, la muerte de la retórica tradicional tan arraigada en nuestros hábitos mentales, la inhumación del intelectualismo, el exilio de todo lo que huela a frase, aforismo, opinión, sentencia. Aman lo directo, concreto, espontáneo e imagé. En realidad esta reacción me parece saludable, válida y fecunda. Muchas veces yo, sin llevarlo a la práctica, he pensado y hecho anotaciones sobre este tema. Sólo veo una objeción a su manera de concebir la literatura: que dejan de lado el talento, el temperamento, la autenticidad. Cualidades que en realidad están por encima de toda doctrina, programa o toma de posición. Un escritor de talento puede escribir si quiere una novela pastoril, cuyos personajes se llamen Nemoroso o Filomena, utilizando todos los lugares comunes del Renacimiento, sus tropos más vulgares y hacer sin embargo un libro excepcional.

Fragmento del diario de Julio Ramón Ribeyro

jueves, 7 de febrero de 2013

Guerra y Paz




"Nicolasito se vuelve hacia Pedro, pero éste no está ya a su lado... ¡Es su padre, el príncipe Andrés! No tiene ninguna forma precisa; pero es él, lo comprende en la violencia de su amor... Su padre le acaricia y se muestra compasivo; pero el tío Rostoff sigue avanzando... Un terror pánico se apodera de él y despierta espantado...

- ¡Mi padre!- exclamó- . ¡Mi padre me ha acariciado! El es quien ha venido y me ha aprobado, lo mismo que el tío Pedro. Aunque se opongan, he de hacerlo. Mucius Scévola, ¿no se ha quemado la mano? ¿Por qué no he de hacer lo mismo un día?... Todos quieren que me instruya... ¡Sea! Me instruiré, pero llegará un día en que cesaré de aprender y empezaré a obrar... Haré algo más grande que los hombres de Plutarco, y mi hazaña se popularizará, me amará el pueblo y todos hablarán con elogio de mí."

-Leon Tolstoi-

sábado, 29 de septiembre de 2012

En Octubre no hay milagros




(Fragmento)

"Una noche, el muchacho, un poco borracho, le dijo que quería comprender el sentido de la vida, la conducta de sus familiares más cercanos, que lo desesperaba el misterio de la pasión amorosa, que no llegaba a comprenderse, que ya estaba dejando de creer en Dios y que esto lo volvía triste, que era un cobarde, que no sabía qué hacer. Entonces el Profe le dijo que él también todavía tenía esos problemas, que había que superarlos, que había que tener fe en la lucha de los hombres que quieren cambiar el mundo."
- Oswaldo Reynoso-

sábado, 22 de septiembre de 2012

Cantos al hombre


Nací en un siglo
que no lo hubiera
querido todavía,
pero nací
a fuerza de buscarme.
La humana razón de preguntarte
por qué te siento
y por qué me absorbes
está dejando un cauce
que no se detendrá
así la muerte me sumerja
en su profunda cueva
de silencio…

Rogelio Gallardo Bocanegra 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cuando el amor se parece al cólera

Hace unos días, una de mis compañeras expuso en clase su  análisis  sobre  "El amor en los tiempo del Cólera". Mientras nos contaba el argumento no pude evitar recordar la época en que esa  novela llegó a mis manos. Recuerdo a un Florentino Ariza, siempre de negro y delgado que se enamoró desesperadamente de Fermina Daza; y que tuvo que esperar cincuenta  años para poder estar junto a ella. Recuerdo como ese libro  reanimó  mi interés por la lectura y la literatura. Me pasé días con el libro de un lado al otro, imaginaba como continuaría la historia mientras tenía que realizar actividades que me impedían leer, y hasta cuando dormía soñaba con algunos pasajes de la novela. Uno de los fragmentos que más  recuerdo es cuando Florentino cae en una profunda depresión tras el rechazo de Fermina Daza.

"Esa tarde, mientras su padre dormía la siesta, le mandó con Gala Placida una carta de dos líneas: Hoy, al verlo, me di cuenta que lo nuestro no es más que una ilusión. La criada le llevó también sus telegramas, sus versos, sus camelias secas, y le pidió que devolviera las cartas y los regalos que ella le había mandado: el misal de la tía Escolástica, las nervaduras de hojas de sus herbarios, el centímetro cuadrado del hábito de San Pedro Claver, las medallas de santos, la trenza de sus quince años con el lazo de seda del uniforme escolar. En los días siguientes, al borde de la locura, él le escribió numerosas cartas de desesperación, y asedió a la criada para que la llevara, pero ésta cumplió las instrucciones terminantes de no recibir nada más que los regalos devueltos. Insistió con tanto ahínco, que Florentino Ariza los mandó todos, salvo la trenza, que no quería devolver mientras Fermina Daza no la recibiera en persona para conversar aunque sea un instante. No lo consiguió. Temiendo una determinación fatal de su hijo, Transito Ariza se bajó de su orgullo y le pidió a Fermina Daza que le concediera a ella una gracia de cinco minutos, y Fermina Daza la atendió un instante en el zaguán de su casa, de pie, sin invitarla a entrar y sin un átimo de flaqueza. Dos días después, al término de una disputa con su madre, Florentino Ariza descolgó del muro de su dormitorio el nicho de cristal polvoriento donde tenía expuesta la trenza como una reliquia sagrada, y la misma Transito Ariza la devolvió en el estuche de terciopelo bordado con hilos de oro. Florentino Ariza no tuvo nunca más una oportunidad de ver a solas con ella en los tantos encuentros de sus muy largas vidas, hasta cincuenta y un años y nueve meses y cuatro días después, cuando lo reiteró el juramento de fidelidad eterna y amor para siempre en su primera noche de viuda."

Pero  Florentino Ariza no se olvidó de Fermina Daza, continuo viéndola (aunque de lejos), estaba pendiente de su vida y de la de su familia. Hasta que tomó  la decisión de esperar el momento adecuado para estar con su Diosa Coronada. 
"El día que Florentino Ariza vio a Fermina Daza en el atrio de la catedral, encinta de seis meses y con pleno dominio de su nueva condición de mujer de mundo, tomó la determinación feroz de ganar nombre y fortuna para merecerla. Ni siquiera se puso a pensar en el inconveniente de que fuera casada, porque al mismo tiempo decidió, como si dependiera de él, que el doctor Juvenal Urbino tenía que morir. No sabía ni cuándo ni cómo, pero se lo planteó cómo un acontecimiento ineluctable, que estaba resuelto a esperar sin prisas ni arrebatos, así fuera hasta el fin de los siglos."

Al final de la novela, los protagonistas (ya en la vejez)  emprenden un viaje juntos.Y poniendo en el barco la señal de cuarentena, se las arreglan para alargar el viaje por tiempo indefinido.

"- ¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?- le preguntó.

Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacia cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches.
- Toda la vida- dijo."